jueves, 10 de mayo de 2007

Christa McAuliffe y Su Última Enseñanza


Por Pía Becker

El Challenger, la nave que se convirtió en bola de fuego y que estalló en el aire el 28 de enero de 1986, llevaba siete tripulantes, entre ellos la primera civil que iba a volar al espacio, la maestra Christa McAuliffe
La profesora Sharon Christa Corrigan McAuliffe que falleció en el en fatídico accidente del Challenger, fue seleccionada entre 12.000 postulantes para viajar al cosmos, el 19 de junio de 1985, con el objetivo de ser la primera astronauta aficionada del programa ingeniado por el Gobierno de Ronald Reagan, que llevaba por nombre “Proyecto Profesor en el Espacio”, y que tenía como objetivo generar más adhesión al programa espacial de Norteamérica, el que estaba perdiendo fervor, y así acercar a la ciudadanía a la investigación espacial.
La selección de la maestra para viajar al espacio, trajo consigo el fervor en las aulas estadounidenses, convirtiéndola en una heroína. Es que la fuerza por ampliar el conocimiento del universo estaba decayendo en los Estados Unidos de la época, por ello la aparición de una ciudadana que no perteneciese a las filas de la NASA, era algo que conmovía a la sociedad, sobre todo al ámbito educacional.
Boston Massachussets fue una de las ciudades con mayor entusiasmo, ya que fue ahí donde nació McAuliffe, para luego convertirse en profesora, licenciándose en Artes en Framingham State Collage, además de recibir un máster en educación de Bowie State College. Asimismo, dio clases de Historia de los Estados Unidos, Cívica, Ingles, Economía, Leyes y, dictó un curso desarrollado por ella, al que llamó “La Mujer Estadounidense”.
Esta mujer que traería innovación al ámbito astronómico, ingreso al transbordador que a los 73 segundos del despegue, luego de haber equilibrado la presión aorodinámica, a unos 14,5 kilómetros de altura, en el cielo de California, explotó, lo que paralizó a todos los fervientes espectadores, expertos de la Nasa, incluyendo a su esposo y sus dos hijos -que la acompañaron en la que creerían ser una nueva experiencia- que vieron desde la tribuna de invitados de Cabo Cañaveral.
Después de la explosión hubo 40 segundos de silencio que mantenían atónitos a quienes presenciaron la tragedia -antes de que utilizaran el aparato de megafonía nuevamente-. Asimismo, este lanzamiento fue trasmitido y cubierto por los medios, por lo que televisivamente se pudo ver la magnitud de catástrofe, lo que derrumbo el sentimiento imperante entre los alumnos de esta maestra, quienes -algunos de ellos- presenciaron desde la tribuna del Centro Kennedy, el estallido del trasbordador.
Pero la joven maestra no pasó a la historia como la primera mujer civil en viajar fuera de la atmósfera terrestre y permanecer siete días en espacio, sino como una de las victimas de una tragedia que enluto a Norteamérica, convirtiendo su muerte en la ultima enseñanza de McAuliffe, quien arriesgó su vida para la investigación científica.

1 comentario:

EL HOMBRE ES CIENCIA dijo...

Es conmovedor porque aunque no se logró el objetivo, ella quedó como un héroe ante la sociedad no tan sólo estadounidense sino mundial. Es trágico que todos lo vieran, pero también recuerda que los viajes al espacio no son cualquier cosa, ya que el riesgo está latente.
En todo caso me parece una oportunidad inimaginable, ir al espacio debe sentirse y verse magnífico.