jueves, 24 de mayo de 2007

Cuando nuestra mente ataca nuestro cuerpo

Por Daniela Marshall

Muchas veces nuestra salud física se ve traicionada por nuestra salud mental, y la dermatitis atópica (DA)es una muestra clara de esta relación entre cuerpo y cabeza. Esta enfermedad consiste en un estado de la piel caracterizado por erupciones pruriginosas y con aspecto de escamas y piel seca, en la que intervienen factores tanto ambientales como físicos. Es de difícil tratamiento y para su aparición se unen varios factores, como los genéticos, inmunológicos, alérgicos y psicológicos.
En cuanto a los factores genéticos que genera este trastorno, sólo son predeterminados por la herencia que recibe quien los padece, pero existe una teoría de que los factores alérgicos e inmunológicos pueden ser agravados por el factor sicológico de la enfermedad. Existe la llamada "personalidad atópica", que se presenta como ansiedad, hiperactividad, hostilidad, agresividad reprimida, irritabilidad y predisposición a las alteraciones del sueño.
Las complicaciones de la DA aumentan en períodos de stress o depresión, manifestándose como lesiones que se distribuyen de manera característica, invadiendo cara, cuello y parte superior del tronco, además de atacar los pliegues de los codos y las rodillas.
En el caso de las mujeres, por las costumbres asociadas a lo femenino, este trastorno genera más de alguna complicación en la vida diaria. Para ellas, el tratamiento y cuidado de esta enfermedad les impide utilizar cualquier tipo de maquillaje y jabones (incluso hipoalergénicos) no utilizar shampoo cosmético y bajo ningún punto de vista usar perfumes ni colonias. En ciertos casos más graves el doctor puede recomendar no consumir alimentos calóricos ni que lleven en sus componentes preservantes o colorantes, lo que a la larga genera más estrés e impaciencia entre quienes la padecen.
Además de los efectos prácticos que tiene esta enfermedad en las personas, como la aparición de costras y manchas en diferentes partes del cuerpo, se suma para el género femenino el aspecto estético del trastorno, ya que la cara es un lugar frecuente para los ataques de dermatitis, causando manchas rojas, decamación e irritación en zonas de la cara como mentón y mejillas, lo que afecta directamente el autoestima de quienes padecen esta enfermedad.
La DA es una enfermedad crónica, pero que puede ser mantenida a raya con medicamentos entregados por el inmunólogo y el dermatólogo, pero parte importante de la terapia es el factor sicológico y el manejo de estados graves de ansiedad y tensión por quienes la padecen, ya que este puede ser el factor clave a la hora de sobrellevar esta enfermedad. Es importante una vez que se detecten los factores de riesgo del afectado por la DA, considerar una terapia conujunta entre médicos y sicólogos para disminuir al menor grado los efectos de esta enfermedad en nuestra piel.

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