Una de las etapas más difícil durante la adolescencia es el periodo llamado pubertad, tiempo en que se producen cambios considerables a nivel físico y psíquico, dejando atrás la etapa de la niñez para dar paso a la manifestación de la “famosa” adolescencia, la que claramente se ve reflejada en nuestro envoltorio; la piel.
La piel es fundamental para la supervivencia del ser humano, pues es un impedimento para que substancias y microorganismos nocivos interfieran en la buena salud. Asimismo, ésta controla la pérdida de líquidos que conforman nuestro cuerpo, los que son tan esenciales como son la sangre y el agua. Por esta razón, es imprescindible cuidar la epidermis con productos adecuados para la edad y con la asesoría de un dermatólogo.
Los cambios hormonales que se producen durante la pubertad influyen en los cambios de la piel y, en especial, en las hormonas que regulan las glándulas sebáceas.
Uno de los problemas dermatológicos más comunes que viven los jóvenes adolescentes, es el acné. Este trastorno de la piel se puede manifestar con granos, quistes, puntos blancos, negros o espinillas, los que se originan cuando las glándulas sebáceas producen más sebo de lo normal, con lo que el folículo se obstruye causando acné. Las glándulas sebáceas son reguladas por hormonas principalmente masculinas, las que en la pubertad y por influencia de la testosterona, aumentan en actividad y tamaño.
Otra causa que contribuye al desarrollo del acné es la hereditaria. Es decir, es probable que el acné se manifieste en un adolescente cuyos padres o abuelos lo hayan sufrido durante su juventud.
El acné más frecuente se llama acné vulgaris. Éste aparece en la parte superior de la espalda, pecho, cuello, hombros y en el rostro (principalmente en nariz, frente y mentón). Esta enfermedad polimorfa asocia distintas lesiones afectando a las áreas cutáneas que tienen mayor densidad de folículos pilosebáceos.
El acné se puede clasificar en: No inflamatorio, sólo con comedones y grasitud e inflamatorio, que consiste en pápulas, pústulas y nódulos.
La dermatóloga de Clínica Alemana de Santiago, Tatiana Riveros, afirma que “los jóvenes no están libres de tener dificultades en su epidermis y la mayor parte de la población entre los 10 y 24 años tiene una piel mixta o un cutis graso, que puede sufrir desde puntos negros hasta las poco estéticas espinillas”.
La alimentación es un factor importante para tener una piel saludable. Una dieta balanceada a base de cereales, lácteos, frutas, verduras y proteínas es indispensable. Por lo mismo, es importante desmentir el mito que algunas comidas como el chocolate, papas fritas y mantequilla, entre otros; ayudan a que se produzca esta alteración a la piel. Aún no está científicamente comprobado que los alimentos ricos en grasas saturadas o cálidos puedan provocar acné.
El hecho que los jóvenes en general no cuidan su piel del sol, también contribuye a que las pieles que tienden a ser grasas y, así, se aumenten las posibilidades de tener protuberancias, por lo que el bloqueador en gel “no comedogénico” es esencial. Asimismo, hay que tener cuidado con ciertos tratamientos médicos que responden negativamente a las rayos ultravioleta.
Las soluciones para atenuar las zonas grasas las puede ofrecer un dermatólogo, pero existen cuidados que se pueden tener cotidianamente, tales como: lavar el rostro dos veces al día con un jabón abrasivo y una limpieza profunda con productos libres de grasa “oil-free”.
Quedar libre de las lesiones preexistentes al acné es el objetivo principal de los tratamientos contra las protuberancias, ya que las marcas producidas por éste son imborrables con sistemas convencionales. No es bueno manipular las lesiones en la piel pues esto la agravaría más.
Al minuto de elegir un producto cosmético para tratar afecciones dermatológicas, es fundamental conocer el tipo de acné y las características de la piel. Los productos que se utilizan deben tener características que sean inocuas y no invasivas. Es decir, deben ser no irritantes, no fotosensibilizantes, no comedogénicos, no alergizantes, soluciones acuosas que restituyan a la piel su pH, desinfectantes, libres de grasas y con poder cubritivo suficiente para poder disimular la lesión.
La dermatóloga de la Universidad de Chile, Maria Teresa Molina, afirma que existen fármacos dermatológicos específicos, los que deben utilizarse bajo un control permanente de un profesional, ya que usualmente se usan concentraciones diferentes de acuerdo a la gravedad de la enfermedad.
Hay que tener en cuenta que la adolescencia es una etapa de pretensión y coquetería en donde la apariencia tiene un valor elevado, por lo que si al adolescente le es indispensable utilizar maquillaje para tapar por completo la lesión, debe ser una base que contenga ácido salicílico o peróxido de benzoilo, el que ayuda a prevenir el indeseado acné.
La piel es fundamental para la supervivencia del ser humano, pues es un impedimento para que substancias y microorganismos nocivos interfieran en la buena salud. Asimismo, ésta controla la pérdida de líquidos que conforman nuestro cuerpo, los que son tan esenciales como son la sangre y el agua. Por esta razón, es imprescindible cuidar la epidermis con productos adecuados para la edad y con la asesoría de un dermatólogo.
Los cambios hormonales que se producen durante la pubertad influyen en los cambios de la piel y, en especial, en las hormonas que regulan las glándulas sebáceas.
Uno de los problemas dermatológicos más comunes que viven los jóvenes adolescentes, es el acné. Este trastorno de la piel se puede manifestar con granos, quistes, puntos blancos, negros o espinillas, los que se originan cuando las glándulas sebáceas producen más sebo de lo normal, con lo que el folículo se obstruye causando acné. Las glándulas sebáceas son reguladas por hormonas principalmente masculinas, las que en la pubertad y por influencia de la testosterona, aumentan en actividad y tamaño.
Otra causa que contribuye al desarrollo del acné es la hereditaria. Es decir, es probable que el acné se manifieste en un adolescente cuyos padres o abuelos lo hayan sufrido durante su juventud.
El acné más frecuente se llama acné vulgaris. Éste aparece en la parte superior de la espalda, pecho, cuello, hombros y en el rostro (principalmente en nariz, frente y mentón). Esta enfermedad polimorfa asocia distintas lesiones afectando a las áreas cutáneas que tienen mayor densidad de folículos pilosebáceos.
El acné se puede clasificar en: No inflamatorio, sólo con comedones y grasitud e inflamatorio, que consiste en pápulas, pústulas y nódulos.
La dermatóloga de Clínica Alemana de Santiago, Tatiana Riveros, afirma que “los jóvenes no están libres de tener dificultades en su epidermis y la mayor parte de la población entre los 10 y 24 años tiene una piel mixta o un cutis graso, que puede sufrir desde puntos negros hasta las poco estéticas espinillas”.
La alimentación es un factor importante para tener una piel saludable. Una dieta balanceada a base de cereales, lácteos, frutas, verduras y proteínas es indispensable. Por lo mismo, es importante desmentir el mito que algunas comidas como el chocolate, papas fritas y mantequilla, entre otros; ayudan a que se produzca esta alteración a la piel. Aún no está científicamente comprobado que los alimentos ricos en grasas saturadas o cálidos puedan provocar acné.
El hecho que los jóvenes en general no cuidan su piel del sol, también contribuye a que las pieles que tienden a ser grasas y, así, se aumenten las posibilidades de tener protuberancias, por lo que el bloqueador en gel “no comedogénico” es esencial. Asimismo, hay que tener cuidado con ciertos tratamientos médicos que responden negativamente a las rayos ultravioleta.
Las soluciones para atenuar las zonas grasas las puede ofrecer un dermatólogo, pero existen cuidados que se pueden tener cotidianamente, tales como: lavar el rostro dos veces al día con un jabón abrasivo y una limpieza profunda con productos libres de grasa “oil-free”.
Quedar libre de las lesiones preexistentes al acné es el objetivo principal de los tratamientos contra las protuberancias, ya que las marcas producidas por éste son imborrables con sistemas convencionales. No es bueno manipular las lesiones en la piel pues esto la agravaría más.
Al minuto de elegir un producto cosmético para tratar afecciones dermatológicas, es fundamental conocer el tipo de acné y las características de la piel. Los productos que se utilizan deben tener características que sean inocuas y no invasivas. Es decir, deben ser no irritantes, no fotosensibilizantes, no comedogénicos, no alergizantes, soluciones acuosas que restituyan a la piel su pH, desinfectantes, libres de grasas y con poder cubritivo suficiente para poder disimular la lesión.
La dermatóloga de la Universidad de Chile, Maria Teresa Molina, afirma que existen fármacos dermatológicos específicos, los que deben utilizarse bajo un control permanente de un profesional, ya que usualmente se usan concentraciones diferentes de acuerdo a la gravedad de la enfermedad.
Hay que tener en cuenta que la adolescencia es una etapa de pretensión y coquetería en donde la apariencia tiene un valor elevado, por lo que si al adolescente le es indispensable utilizar maquillaje para tapar por completo la lesión, debe ser una base que contenga ácido salicílico o peróxido de benzoilo, el que ayuda a prevenir el indeseado acné.
Links de interés:
Keywords:
Comedogénico: Materia prima cuya aplicación implica un aumento en el tamaño y número de comedones.
Espinilla: Especie de barrillo que aparece en la piel y que proviene de la obstrucción del conducto secretor de las glándulas sebáceas.
Acné: Enfermedad de la piel caracterizada por una inflamación crónica de las glándulas sebáceas, especialmente en la cara y en la espalda. U. t. c. f.
Ácido salicílico: Compuesto muy empleado para fines medicinales, sobre todo en forma de ácido o en su forma acetil-salicílico. En el cuero cabelludo actúa como agente keratolítico que reduce el número de escamas visibles. Se utiliza además para tratar el acné, las pieles grasas y como renovador celular.
Puntos negros: Son comedones abiertos, puntos oscuros en la piel que se forman cuando las secreciones sebáceas se mezclan con células muertas. Se ven negras porque son muy densas, tienen muchas células muertas empacadas en un espacio muy pequeño
Melanocitos: Producen melanina, el pigmento que le da color a la piel.Todas las personas tienen aproximadamente la misma cantidad de melanocitos; las personas de piel más oscura producen más melanina. La exposición a la luz solar aumenta la producción de melanina, razón por la cual las personas se broncean o desarrollan pecas.
Espinilla: Especie de barrillo que aparece en la piel y que proviene de la obstrucción del conducto secretor de las glándulas sebáceas.
Acné: Enfermedad de la piel caracterizada por una inflamación crónica de las glándulas sebáceas, especialmente en la cara y en la espalda. U. t. c. f.
Ácido salicílico: Compuesto muy empleado para fines medicinales, sobre todo en forma de ácido o en su forma acetil-salicílico. En el cuero cabelludo actúa como agente keratolítico que reduce el número de escamas visibles. Se utiliza además para tratar el acné, las pieles grasas y como renovador celular.
Puntos negros: Son comedones abiertos, puntos oscuros en la piel que se forman cuando las secreciones sebáceas se mezclan con células muertas. Se ven negras porque son muy densas, tienen muchas células muertas empacadas en un espacio muy pequeño
Melanocitos: Producen melanina, el pigmento que le da color a la piel.Todas las personas tienen aproximadamente la misma cantidad de melanocitos; las personas de piel más oscura producen más melanina. La exposición a la luz solar aumenta la producción de melanina, razón por la cual las personas se broncean o desarrollan pecas.
1 comentario:
Interesante publicación, sobre todo porque es un tema que afecta no solo físicamente, sino que también psicológicamente a los adolescentes. La baja autoestima se hace presente en ellos debido a esta enfermedad de la piel.
Sigan así, muy buena orientación del blog. Felicitaciones.
Sergio E.
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