jueves, 28 de junio de 2007

La piel, un espejo de la alimentación

Por Shantall Fortuzzi
La dieta en la salud de nuestra piel juega un papel fundamental. Si bien las cremas ayudan a que ésta se vea tersa y radiante, es importante alimentarse correctamente, pues todo lo que comemos se ve reflejado en nuestro exterior. El equilibrio entre una alimentación sana y una vida sin vicios como el alcohol, el tabaco, la exposición indiscriminada al sol o el sedentarismo, pueden ser una perfecta combinación para que la piel luzca radiante.
La piel se renueva cada 28 días, por lo que esta constante renovación necesita de nutrientes. Las vitaminas y minerales ayudan a las funciones metabólicas de nuestro organismo y son fundamentales para sentirse bien. Y si queremos gozar de un cutis saludable hay que tener hábitos alimenticios óptimos que favorezcan la salud de nuestro cuerpo y, por ende, de nuestra piel.
Uno de los factores inevitables, pero sí postergables son los radicales libres
, por lo que hay que combatirlos y neutralizarlos con el fin de que no se dañen prematuramente los tejidos. Sin embargo, los radicales libres causan daños cuando están en sumas elevadas, pero si están en cantidades apropiadas ayudan a combatir virus y bacterias.
Sin embargo, la acumulación de grandes cantidades de radicales libres trae como consecuencia el envejecimiento de la piel, debido a que las membranas de las células epiteliales se cambian, dejando que los nutrientes no lleguen correctamente a la piel y, de este mismo modo, son dañadas las células de colágeno y elastina, razón por la cual la piel pierde su firmeza y tonicidad.
Pero no está todo perdido, porque existen los indispensables antioxidantes, que tienen la capacidad de neutralizar los radicales libres y, por ende, proteger las membranas celulares de nuestro organismo. Existen dos tipos: los endógenos, que son las enzimas (proteínas) y los exógenos, que provienen esencialmente de la dieta, por lo que este último punto -en cuanto a la alimentación- es fundamental, pues la dieta debe estar compuesta por vitaminas que ayuden al cuidado de la piel.
Por esta razón hay que saber qué es lo que nos puede ayudar a tener una alimentación sana que a la vez nos cuide la piel.
Una de las causas de los problemas cutáneos es el estreñimiento, por lo que hay que consumir alimentos que contengan vitamina B, la que se puede encontrar en alimentos ricos en fibras.
La fibra es un carbohidrato no digerible que tiene la capacidad de retener y absorber agua, por lo que hace que el bolo fecal aumente su cantidad, logrando que el consumidor no sufra de estreñimiento.
Los alimentos ricos en fibra son principalmente los cereales, el arroz integral, pan, espinacas, rábanos, almendras, coliflor, avellanas y legumbres, éstas además de ayudar al sistema digestivo también reducen el colesterol. Otra característica de las fibras es que arrastran las sustancias nocivas depositadas en el organismo con el fin de eliminarlas, lo que es muy bueno ya que así no se reflejan en la piel.
Al parecer somos lo que comemos y el cuidado rutinario de la piel se pude comenzar por la mañana, el componente más importante de nuestra piel es la vitamina A y ésta se encuentra en un alimento que todos debieran consumir al comienzo del día: la leche. Lo ideal es consumir la vitamina A en lácteos bajos en grasas (por ejemplo, el yogurt aporta acidophillus, bacterias que activan el transito intestinal).
Una vitamina importante y que es un antioxidante substancial es la E. Su función es retrasar el envejecimiento celular producido por la oxidación. Ésta se encuentra en la yema de huevo, vegetales de hojas verdes, aceites vegetales germinales (soja, arroz, algodón y coco), cereales y panes integrales.
Los pimientos son una de las plantas que tienen mayor cantidad de vitaminas C en el mundo, por lo que el consumo de éste es muy importante para la salud de nuestra piel, al igual que los alimentos como la naranja, kiwis, tomates, frutillas, pomelo y limones.
Esta vitamina ayuda a retrasar el envejecimiento de la piel y ayuda al mantenimiento y formación del colágeno. Hay que tener cuidado con esta vitamina ya que se oxida rápido. La exposición al aire o al calor pueden afectar su contenido vitamínico. Por lo que hay que tener cuidado al exponerla. Los productos envasados o deshidratados por ejemplo ya no tienen las propiedades iniciales. Se recomienda que los jugos que contengan esta vitamina sean consumidos rápidamente y se deben almacenar en jarros oscuros.
La Food and Drug Administration de Estados Unidos aseguró que “con 60 mg/día se mantiene un total corporal de un gramo y medio, cantidad suficiente para servir las demandas corporales de un mes. Por tanto, el consumo de una fruta cítrica por día, cumple con tales requerimientos”.
El zinc es otra de las propiedades que debe tener una alimentación balanceada que cuide la piel, éste se encuentra en el apio, espárragos, higos, berenjenas y nueces, reforzando a cabalidad el sistema inmunitario y combate eficazmente el envejecimiento de la piel.
Otro contribuyente a la belleza de la piel es el azufre, mineral que favorece la pigmentación de la piel y se encuentra principalmente en pescados, huevos, ajo y queso tipo gruyere.
El magnesio contiene coenzima Q10, que aporta elasticidad a la piel y se puede consumir en cacao, germen de trigo, frutas secas, semillas, verduras de hojas y legumbres.
Según un estudio publicado recientemente por la Revista de Agricultura y Química de Alimentos, los arándonos, moras, fresas y ciruelas demostraron tener la mayor capacidad antioxidante de todos los alimentos. Por lo que una porción diaria de estas frutas puede ser vital para que no se produzca envejecimiento precoz.
La piel necesita además de todos los alimentos ya mencionados una cuota de aceite. Si bien las personas creen que los aceites dañan el organismo, están equivocadas, ya que el cuerpo necesita por lo menos tres cucharadas soperas rasas cada día según afirman los expertos. Éste debe ser monoinsaturados o poliinsaturados y se pueden obtener de la oliva, maravilla o girasol. Lo que hay que reducir es la grasa animal.
Pero con una alimentación apropiada no sólo la piel resulta beneficiada, sino que también el cabello. Los minerales y vitaminas aportan sedosidad y brillo a éste. La alfalfa es uno de ellos, rica en proteínas (hasta en un 55%), vitaminas, minerales (calcio) y oligoelementos (cobre, hierro, fósforo, selenio, zinc, y sílice).
Algunos investigadores del Iowa State’s Center for Designing Foods to Improve Nutrition estudian hace un tiempo los efectos de la alfalfa en enfermedades como el cáncer de colon, por lo que no sólo podemos destacar la alfalfa en cuanto a la belleza de el cabello sino que puede ser una posibilidad de vida para las personas que padecen esa enfermedad
Sin duda nada puede ser tan eficaz y la belleza no se podría alcanzar sin la ingesta de ocho vasos de agua diarios, según recomiendan los nutricionistas, ya que es vital para la salud de la piel. El agua pura produce que las células de la piel se renueven, lo que permite la eliminación de las toxinas, aprovechando aún más los nutrientes. Una piel bien hidratada por dentro y por fuera se verá luminosa y saludable siempre.
Los secretos dietéticas básicos ya no son un misterio, una ensalada fresca o unas verduras al vapor -o simplemente un jugo multivitamínico- como costumbre diaria, nos pueden mejorar la apariencia de la piel en un cien por ciento, logrando que la juventud permanezca por mucho más tiempo.


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Endógenos: son las enzimas (proteínas) con capacidad antioxidante que no se consumen al reaccionar con los radicales libres y son dependientes de sus cofactores tales como el cobre, el hierro, el zinc, el magnesio y selenio. Exógenos: Provienen de la dieta, y a diferencia de las enzimas se consumen al reaccionar con los radicales libres, y deben ser reemplazados.
Ácidos grasos monoinsaturados: en el aceite de oliva y el aguacate.
Ácidos grasos poliinsaturados: en aceites de semillas, frutos secos oleaginosos
y el pescado.

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